MONUMENTO AL REY JAIME I EN LA CIUDAD DE VALENCIA
Esta vez,
para ilustrar el uso del mármol en la estatua de Jaume I, ubicada en la plaza
Alfonso el Magnánimo de la ciudad de Valencia, hemos decidido adjuntar los
textos encontrados con la información recopilada. Os invitamos a disfrutar de
su lectura, ya que contienen curiosidades que realmente merece la pena conocer.
EL JARDÍN DEL PARTERRE
En 1812, el mariscal Suchet decretó la
demolición de varias casas situadas entre Santo Domingo y la Aduana, y adquirió
los solares resultantes. En ellos se ubicaría el Parterre, lugar que el
historiador Martínez Aloy considera el más bajo de Valencia. El jardín empezó a
construirse hacia 1850.
La organización definitiva del Parterre tuvo
lugar años después, con motivo de la colocación del monumento al rey Jaume I.
Aunque dicha estatua pretendía conmemorar el sexto centenario de la muerte del
rey, no pudo levantarse a tiempo, por falta de recursos económicos. Finalmente,
el encargo fue a parar a manos de los hermanos Vallmitjana, de Barcelona. Para
poder fundir la obra, la Junta del monumento se dirigió al Ministerio de la
Guerra, solicitando quince toneladas de bronce. Cinco cañones y un obús, que
sumaban la cantidad solicitada, les fueron enviadas desde la fortaleza de
Peñíscola.
En el lugar donde antaño estuvo situado el
llamado Teatro-Circo se edificó una pequeña construcción para servicio del
jardín, más tarde destinada a Tribunal Tutelar de Menores y luego a otros usos.
En 1932, y durante algunos años, el Ayuntamiento reservó el Parterre a los
niños, que debían ser atendidos por personal especializado. Para ello se
cerraron las puertas, con unos dispositivos de alambres y varillas férreas.
En el aspecto botánico destaca el gran Ficus
macrophylla situado en la esquina que enfrenta con la Glorieta. Este árbol
tiene un perímetro de tronco de 25 metros, y su copa se extiende sobre un
círculo de 40 metros de diámetro. También hay dos Washingtonia, de unos 20
metros de altura y dos grupos de pinos canarios, de altura parecida.
Cabe destacar también que en torno al monumento al rey Jaume I se celebra anualmente uno de los actos principales del Nou d’octubre, fiesta de la Comunidad Valenciana. Escoltando la Senyera, la procesión cívica llega al Parterre, donde se ofrecen coronas florales y de laurel, y se interpretan el Himno regional y la Marcha real, antes de volver al Ayuntamiento.
Informe sobre la declaración de los jardines de la Glorieta y el
Parterre de Valencia como BIC, en forma de Lugar o Jardín histórico
Autor: Comisión de Legado Histórico y Artístico
Aprobación: Pleno de 28 de septiembre de 2007
LA ESCULTURA PÚBLICA EN VALENCIA Y LOS ARTISTAS VALENCIANOS- RAFAEL
GIL SALINAS
Monumento a Jaume I
La exaltación patriótica de personajes
históricos de relevancia para la ciudad de Valencia ha sido uno de los
principales ejes sobre los que ha girado la estatuaria pública. En la escultura
histórica valenciana, a estos personajes se les ha caracterizado como
verdaderos protagonistas, es decir, de forma individualizada, sin complementos
ornamentales, ni conexión con ningún hecho acontecido.
A finales de 1861 el consistorio valenciano
propuso realizar una fuente adornada con estatuas. El proyecto recayó en el
escultor valenciano José Piquer Duart. Se trataba de una escultura ecuestre del
rey Jaume I adornada con las figuras de los cuatro ríos principales del antiguo
reino y con cuatro caballos marinos, además de bajorrelieves y escudos de armas
que habrían de colocarse sobre el pedestal del grupo principal. Se desconocía
si la fundición de este conjunto debía ser en hierro o en bronce, pero sí
estaba claro que los bajorrelieves debían realizarse en mármol de Carrara. No
obstante, la corporación municipal suspendió el encargo.
En 1875 un grupo de redactores y amigos del diario Las Provincias retomó esta idea con el fin de conmemorar el sexto centenario de la muerte del conquistador.
El Ayuntamiento de la ciudad nombró una
subcomisión a la que encargó formular una propuesta con el ánimo expreso de que
fuese sufragada mediante suscripción popular. Se determinó finalmente que la
estatua ecuestre de Jaume I se realizase en bronce y se estimó el coste total
del monumento de quince a veinte mil duros. Con el fin de recabar los fondos
necesarios para la erección de esta obra, la Junta creada a tal efecto, acordó
realizar una rifa o tómbola durante cada feria de julio hasta lograr reunir el
monto total. Apenas se recaudó dinero alguno mediante la suscripción popular,
aproximadamente una tercera parte con las rifas anuales. Por ello, el
ayuntamiento se comprometió a asignar en torno a tres mil duros anuales al
proyecto. Pero el incumplimiento institucional hizo que se demorase la obra.
Para avivar el entusiasmo de los valencianos por este proyecto, se decidió realizar el pedestal. Su construcción se llevó a cabo en 1878 y alcanzó una alturade siete metros y medio. Se optó por mármol negro de Villamarchante.
Al año siguiente se convocó un concurso público para la presentación de bocetos de la estatua ecuestre. Los participantes exhibieron sus proyectos en los salones de la Lonja. Entre los escultores se encontraban Felipe Farinós, Luis Gilabert, José Aixa o Francisco Santigosa. Pero como la calidad de los trabajos no contó con garantías suficientes para la aprobación de la Comisión, el concurso fue declarado desierto, lo que provocó malestar entre los artistas valencianos.
Descontento que se incrementaría cuando conocieron el origen y el nombre del escultor seleccionado para dicha empresa.
En 1882 la Comisión decidió encargar a un reconocido escultor la ejecución de la estatua ecuestre del rey Jaume I, decantándose entonces por los hermanos Agapito y Venancio Vallmitjana, dos de los más afamados escultores españoles de la época. Los artistas se comprometieron a concluir en dos años el modelo en madera para ser fundido en bronce, cuyo tamaño debía ser «vez y media del natural». El precio de la obra se estimó en diez mil duros. Al poco tiempo de haber comenzado con el encargo, Venancio Vallmitjana renunció a acometer este trabajo. De esta forma Agapito tuvo que hacer frente solo al proyecto.
La Comisión propuso al escultor que debía mostrar la figura del rey «en ademán pacificador y de padre», «en actitud de protección a Valencia».
En noviembre de 1884 el escultor había concluido el modelo en yeso, que fue expuesto en el Museo de Bellas Artes de Valencia (fig. 3). Posteriormente el artista acometió el traslado a madera de la imagen en yeso. Dada la complejidad técnica del proceso, Vallmitjana buscó un nuevo estudio, más amplio, que le permitiera trabajar con holgura con tablones de pino, esta tarea le lleva algo más de un año. Por último, quedaba por realizar la fase de fundición, para ello se solicitó al rey bronces procedentes de arsenales en desuso. El monarca accedió a facilitar una serie de cinco cañones y un obús de bronce y cobre que fueron almacenados en los talleres de fundición de La Maquinista Valenciana, empresa encargada de llevar a cabo la fundición de la pieza. En el contrato firmado con la fundición valenciana se especificaban aspectos tales como: que la aleación debía ser de cobre, zinc, estaño y plomo y que la plancha metálica no debía tener un grosor inferior a los diez milímetros.
Para trasladar por ferrocarril la escultura de
madera de Barcelona a Valencia, fue necesario seccionarla en diferentes partes,
ya que de una sola pieza su tamaño era superior a la altura de los túneles por
los que discurría el trazado de la vía férrea. La obra fue dividida en: cuerpo
del jinete, cabeza del caballo y el plinto sobre el que se soportaba el animal.
El trabajo de fundición les llevó dos años,
durante los cuales el procedimiento consistió en la fundición de pequeñas
piezas, mientras que para las de gran formato hubo de ser construido un horno
idóneo. Se soldaron todas las piezas, se pulieron y perfeccionaron. El día 31
de diciembre de 1890 a las nueve de la noche la estatua fue conducida a su
emplazamiento público definitivo.
Para su traslado la escultura se ancló sobre una plataforma de madera con pequeñas ruedas de hierro. Un piquete de caballería despejó el camino, y guardias civiles y municipales velaron por el control de posibles aglomeraciones.
Sobre las dos de la mañana la obra llegó al andén del parterre frente a intendencia militar. Su peso de 11.500 kilogramos obligó a montar una compleja estructura formada por un caballete con dos vigas de movila de 14 metros de longitudes apoyadas en zapatas de fundición, cuatro tornos, dos a cada lado, sostuvieron el caballete y otros dos, mediante fuertes cables, levantaron la estatua.
A la una de la tarde, la imagen de Jaume I
quedó sobre el pedestal.
El 20 de julio de 1891, coincidiendo con la
feria, se inauguró el monumento.
Se organizó una procesión cívica integrada por todos los gremios, sociedades, escuelas públicas, corporaciones, cuerpos militares y las academias de Medicina y Bellas Artes, que partió del ayuntamiento a las cinco de la tarde. A su llegada se descubrió el monumento, quedando oficialmente inaugurado tras los sones de la Marcha Real y el disparo de veintiún cañonazos desde la Ciudadela.
Publicación:(EL GLOBO- martes 7 de enero de 1879. Madrid nº 1870)
“Adelanta, aunque con alguna lentitud, la construcción del pedestal
para la proyectada estatua del rey Conquistador que se está elevando en
Valencia en la plaza del Príncipe Alfonso. Terminado el basamento,
que es de una piedra negruzca (mármol de Villamar-chante),
de matiz muy agradable, se están colocando ahora los sillares de pedestal,
propiamente dicho, para cuya obra se emplea una caliza, de un hermoso blanco ligeramente
amarillento, de grano muy fino y limpio.”
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